Explicaré en nuestro blog las razones por las que utilizo software libre, y aliento a su uso. Sus ventajas y desventajas (que son pocas) y sobre todo la filosofía que se aplica con ello. Repasaré apenas la evolución de FOSS (Free and Open Source Software, software libre y de código abierto), inicios y razón de existir.
A futuro trataré alternativas a los programas comerciales en entradas alternadas con novedades y otras notas de interés… Que nos vayan solicitando o suponga relevantes.
¿Cómo nace el concepto de FOSS?
No los aburriré con una historia detallada, sí nombrar algunos personajes relevantes y fechas importantes, para tener un hilo.
Circa 1983, Richard Stallman anuncia el proyecto GNU para crear un sistema operativo de código abierto y libre.
Código abierto: cualquier persona interesada tiene acceso al código fuente, lo entendible por humanos; y libre, porque no se le cobraría nada en ningún concepto por utilizarlo.
No fue hasta 1989 que se publica el primer texto de la Licencia Pública General GNU. Si bien había muchos proyectos que se respaldaban en este concepto, faltaba un sistema operativo que le diera un contexto en el cuál utilizarlos.
Es así que en 1991, Linus Torvals hace pública la primera versión del núcleo de Linux. El “corazón” del sistema operativo. Y en 1992 se adjunta la Licencia Pública General de GNU.
Así, en ese momento, nacía Linux. Guiño de su creador, Linus, y por estar inspirado en UNIX pues, reemplazó la S de su nombre por una X. Fin de la anécdota.
Desde entonces tanto en entornos académicos como privados, inclusive comerciales, e individuales se desarrollan aplicaciones, bibliotecas, módulos para el núcleo del sistema operativo, administradores de dispositivos y un gran etcétera al que cualquiera puede acceder. Ya sea desde el código fuente hasta los binarios (lo que entiende la computadora) para utilizarlos, leer, mejorar, detectar errores o adaptarlo a sus necesidades.
Esto permite que cualquiera colabore para mejorar todo este “ecosistema” informático que se crea desde la aparición de Linux. Desde cualquier punto geográfico. Que ya no es sólo exclusivo para este sistema operativo, ya que muchas aplicaciones se “exportan” tanto a Windows como a MacOS.
¿Gratis de “gratis”?
Sí. Nada se cobra por instalar o descargar el código fuente y hacerlo entendible para la computadora (compilarlo).
Aunque hay una salvedad que hacer: que no “cueste” dinero, no implica que no cueste “tiempo”. Me explico:
Al adquirir una licencia para utilizar un programa “comercial”, digamos el paquete de ofimática de Microsoft, hay detrás de esa licencia valor agregado como:
- acceder a líneas de consulta,
- bonificaciones en cursos,
- descuentos en actualizaciones, etc.
Como la certeza de un producto 99% estable (supongamos), con soporte ante eventualidades.
Un programa de código abierto carece de documentación impresa. Excepto que se pague, claro, para colaborar económicamente con el proyecto.
Pero lo acompaña documentación en formato digital (documentos HTML organizados como libro digital, archivo PDF u otro formato). Aparte de la posibilidad de acceder a una inmensa comunidad virtual en la cual pueden se pueden encontrar las respuestas a las inquietudes que se presentan.
Y ante un problema, o bien resolverlo o plantear en el foro del programa el mismo, elevar el “bug” para su solución que puede ser realizada de inmediato o esperar a la próxima actualización del programa. No olvidar que detrás de él hay miles de voluntarios que aportan su tiempo gratis, también.
Por otro lado, hay empresas y particulares que ponen a disposición de quien lo necesite y considere, su conocimiento y experiencia para resolver esos inconvenientes y cobran por ello. No cobran la “solución” sino “saber resolverlo”, que no es lo mismo.
La confusión viene a raíz de la traducción de la palabra “free“, de Free and Open Source Software. En la lengua sajona, free se utiliza en su acepción “Libre” y no siempre, abusando del término, como “Gratis”.
La confusión puede ser provocada también por ser código abierto (Open Source) y tener acceso gratuito a su código fuente.
Pero insisto: esto no implica que siempre y todo lo que lo rodea sea “gratis”.
¿Comunismo digital?
No conozco tanto de politología como para poder afirmar o negar si el software libre se puede calificar de ese modo. Pero de guiarme por mi pobre conocimiento, que no es más que la imagen general del término, podríamos decir que se acerca y bastante.
También hay quienes hablan de Anarquía Digital, pero ya es irnos lejos del tema y entrar en un campo donde prima el punto de vista personal de cada quien.
Luego de GNU, ¿Qué?
¡Uh! Eso generó una revolución: aparecieron licencias como Copyleft, GPL (General Public Licence, Licencia Pública General), CC (Creative Commons, Comunes Creativos) que tiene cuatro condiciones y seis combinaciones, BSD, Apache y otras que son más o menos permisivas; pero, siempre apuntando a proteger la autoría y permitir la evolución del desarrollo en beneficio de toda la comunidad.
Tengamos en cuenta que el Dominio Público es beneficioso para el saber universal de la humanidad (suena épico, y lo es).
Lo curioso es que esto ocurrió en muy poco tiempo, fue un reguero de pólvora en “reacción” al Copyright reinante desde el SXVIII, hasta ese momento.
Y de esto hablaré en siguientes entradas.